De Michael Jordan se puede encontrar todo tipo de material
relacionado con su exitosa carrera, desde posters con sus habituales mates
sacando la lengua a extensísimos reportajes sobre su vida, pasando por innumerables top de sus mejores jugadas. Top 50 de canastas, Top 20 de mates, Top 10
de canastas ganadoras y hasta un Top
10 con sus errores más sonados. En todas esas grandes jugadas, detrás de cada The
Shot, The Move o The Last Shot había un
jugador del equipo contrario con una de
las misiones más complicadas que se podían desempeñar sobre una cancha de
baloncesto entre mediados de los ochenta y la década de los noventa, defender a
Michael Jordan.
Aparecen en infinidad de fotografías de momentos históricos
de la NBA. Son coprotagonistas de algunos de los videos más reproducidos del
deporte y testigos de excepción de cómo ejercía su dominio uno de los mejores
atletas de todos los tiempos. Intentaron evitar con denuedo que esas jugadas pasaran
a la historia teniendo nombre propio echando mano de todos los fundamentos
defensivos de los que dispone el baloncesto y en ocasiones hasta de los pugilísticos,
pero una y otra vez acababan inevitablemente saliendo en la foto con el gesto
desencajado, mezcla del esfuerzo baldío y la frustración. Como zarandeados por
el insuperable talento que tenían en frente.
Hombres valientes que, por su posición en la cancha o por su
capacidad defensiva, tenían que ocuparse de la defensa de un jugador simple y
llanamente indefendible. Tipos duros
acostumbrados a batirse el cobre con los mejores jugadores del equipo rival
cada noche, y que sin embargo, tragaban saliva, besaban su amuleto y se
encomendaban a lo divino cada vez que se enfrentaban a los Bulls.
Fueron muchos los jugadores que tuvieron que mirar de frente
y desde la arena a ese toro de lidia que era el 23 de los Bulls cuando estaba
en pista, pero hay cuatro, que por el protagonismo que tuvieron en algunas de
sus jugadas y logros más destacados, merecen una mención especial.
Dennis Johnson, presentación en sociedad ante todo un
especialista
El 20 de abril de 1986 un jovencísimo Michael Jordan
escribió una de las primeras páginas de la interminable lista de actuaciones
memorables que consiguió a lo largo de su carrera. En un escenario mítico como
el Boston Garden, Jordan anotó 63 puntos frente a los Celtics en el segundo
partido de la primera ronda de los Playoffs, estableciendo el récord de
anotación en un partido de postemporada, que aún hoy sigue vigente.
Dennis Johnson fue el encargado de defender a Jordan
en aquel partido, aunque a ratos lo intentó también Ainge y hasta el propio
Larry Bird, que creyó ver en él a “Dios vestido de jugador de baloncesto” En principio el emparejamiento con Johnson
era el más lógico, ya que se trataba de uno de los mejores defensores
exteriores de la competición.Por JF9. Puedes leer el artículo completo en: http://www.vavel.com/es/baloncesto/nba/337048-yo-defendi-a-michael-jordan-el-desafio-de-enfrentarse-al-mejor-de-todos-los-tiempos.html